no son sus dominios fuera de la sombra, mas
el vuelo delata sus pasos en vaivén sonámbulo
ríspido entre su lodo, sus ojos que miran la muerte de cerca
o la fina hurdimbre de los detritus en su máxima luminescencia.
y el golpe no llega, si acaso aturde; y da vuelta y se ríe
el demonio encrespado de muertes, de mi sudor;
y el laberinto que se anochece en mis manos, en la sed
y donde la garganta calla su mejor delito;
otra vuelta y la música es molesta.
apenas hay tiempo para empobrecer un poco más
el mundo. añado otra mosca a su muerte:
donde la palabra surge no dragón sino demonio
venido a menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario