que fluya el río sus destinos
por donde se pierde y se encontró: la lluvia
y la noche en sus laberintos que decían tu nombre
el soñado
abarcado
en las manos donde se ha escrito un libro
que apenas empiezo a leer
y se sigue infinito con algunas erratas
pero no hay cien que por obra no vengan
y ya no sé:
si tu nombre me dice
entonces dice bien.
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