correcciones de todo tipo
cuando la flor echa sus luces, tiemblo
viernes, 16 de abril de 2010
la noooche, debraye
la noche, más que un tiempo, es un lugar. privilegio de la mirada, el día; la noche lo es de los sentidos: quiebra de los sentidos, de los límites de la sola carne vespertina; si el día representa la ley, la noche es la trasgresión. que lo diga todo poeta o todo jóven, y qué juventud que no sea poeta lo es. llegar a la noche, sobrevivirla, caminarla en sus horas, arraigados en sus raíces de luces pocas y temerosas a veces. iniciación. recorrer la noche; abrirse al azar, quitarse la ropa que el día propone, casi impone, y desnudarse a la noche y sus formas de estar; otras formas de estar. si el día tiene la vista, la noche es propia de visiones, formas de mirar más detenidamente el mundo, lo real que se alza bajo su forma terrible, pura, indolente, ofrecida; se recrea en el momento de la visión; si el poeta es el visionario, su territorio es la noche. pero la noche no es lo irracional; en todo caso, supone lo racional, lo explaya, lo invita a transformarse. conocimiento nocturno: sensual, transgresor, el sueño del poeta romántico le hace ver que en la realidad existe más que la luz, más que la sombra que proyecta. adentrarse, pues, por los caminos de la noooche, es andar por el reflejo que en verdad es uno: la noche nos devuelve, acto compasivo, la imagen perdida y renovada de lo infinito que hay dentro de todos.
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