entre sombras, parajes desérticos que infiernos
han arrojado de la fauce oblicua del cielo,
entre chillidos y almas bienpensantes anda el perro,
regalo a los deheredados,
imagen siniestra que ambula entre dioses,
que muerde la mano que no le da de comer
y la que le da alimento, democráticamente.
la bestia oscura derrite en su mirada
otros dioses, y la sed
que nunca cede en su lengua asoma y se burla
de todo el circo que acompaña este reino.
de qué sombra se ha escapado,
de qué latido es su ladrido
que en las noches extraña
y despierta a quienes
duermen el sueño de los justos.